Negranieves y los 7 enanos malcriados

Resulta que una vez Plomín le pidió a la maestra que por décima vez les contara el cuento de Blancanieves.

– Pero ya estoy aburrida de contar el mismo cuento – dijo la maestra.

– Que no sea el cuento de siempre – dijo Pifucio.

– Un cuento inventado por Ud. – dijo Martina.

La maestra pensó un rato y contó:

Había una vez una joven llamada Negranieves, que vivía en una casita del bosque con 7 enanos malos. No eran malos del todo, pero eran muy pedigüeños, malcriados y haraganes.

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La torta salada

RESULTA QUE Pifucio fue a la cocina a ver si había algo de comer. Pero la mamá le dijo:

– No comas nada dulce que después no comés comida.

– ¿Y entonces que puedo comer? – preguntó Pifucio que tenía hambre.

cuento de la torta

– Algo salado. Papitas fritas, aceitunas, algo así.

– Hmmm, algo salado – pensó Pifucio. – ¡Ya sé!. Acá hay una rica torta. Le pongo sal y listo.
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La historia de terror

Un día que Pifucio había faltado la maestra dijo :

– Hoy en vez de contar yo una historia, la van a contar ustedes. ¿Quien quiere empezar?

-¿Puede ser una historia de terror – dijo Martina.

– ¿Te animás ? – preguntó la maestra. ¿Y a tus compañeros no les dará miedo ?

– Sí ! – dijeron todos. Pero queremos oirla…
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El día que Pifucio no hizo un lío

Resulta que una vez Pifucio quería la leche, y la mamá le dijo:

– Andá y hacete la leche solo.

– Y cómo hago?

– Mezclás leche en polvo con agua, agregás azúcar, la ponés en el microondas, y te la tomás.

Pifucio fue y buscó la leche en polvo. Buscó varios paquetes hasta que encontró uno que le pareció que era. Luego buscó el azúcar, e hizo lo mismo. Le agregó agua, mezcló todo un rato largo, y por último lo puso a c alentar.
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Receta loca

RESULTA QUE Pifucio le dio a la madre un papel que le había dado la maestra del jardín.

– A ver que es este papel… – dijo la mamá. – Hmmm, parece una receta de una torta.

– Sí, y quiero que me la cocines ahora – dijo Pifucio.

La receta empezaba diciendo:

«Para hacer una rica torta se pone una cacerola de agua con un kilo de azúcar, dos panes de manteca y un frasco de miel.

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Los ratoncitos hambrientos

RESULTA QUE la mamá de Pifucio estaba preparando una rica torta, y le parecía raro que siempre le faltara algo: un pedazo de chocolate, una galletita, una nuez.

– ¿Vos te comiste mis ingredientes de la torta, Pifucio? – le preguntó.

– No, yo no fui. – le contestó Pifucio.

– ¿No habrá ratoncitos en esta casa? – pensó la mamá. Y se fue a comprar trampas para cazar ratones.

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La princesita de videojuego

RESULTA QUE Pifucio una vez se enamoró de una princesita. Pero no de una princesa verdadera. Era una princesita de videojuego.

Vivía en un juego donde un valeroso príncipe trata de salvar a la princesita de un malvado dragón. Los personajes se movían cuando uno apretaba las teclas de la computadora. Si uno se sentaba a jugar un buen rato, con un poco de paciencia y otro poco de suerte la lograba rescatar, y el príncipe se casaba con la princesa. Si se equivocaba, el dragón echaba fuego por la boca y terminaba el juego.
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