Resulta que Pifucio fue a visitar a un amiguito que tenía un cachorrito, justo el día en que lo habían bañado por primera vez. (Al perro, no al amiguito).
Cuando Pifucio volvió a la cas a, le contó a la mamá como había ayudado a bañar al perro y qué limpio había quedado. La mamá le dijo :
– Entonces, vas a poder explicarle a la señora Nora como se hace esa tarea, porque se acaba de comprar un perro.
– Sí mamá, con mucho gusto le explico.
Al rato sonó el teléfono. Era la señora Lola, qué estaba preocupada porque su hijo tenía fiebre.
– Pifucio, soy Lola. Dáme con tu mamá por favor.
– Está acostada.
– Igual me gustaría hablar con ella. Resulta que mi chiquito tiene la frente muy caliente y estoy preocupada.
– Hay que bañarlo- , dijo Pifucio, que estaba tan ansioso por explicar como se bañaba a un perro que no escuchó lo que le dijeron. – Yo le digo todo lo que tiene que hacer…
– No me das con tu mamá ? – dijo la señora Dolores.
– No puedo, porque está durmiendo. Pero ella me dijo que yo le explique todo el asunto. Yo sé un montón de este asunto. En serio.
– Bueno, está bien, Pifucio, – dijo la señora Lola. Contame como se hace para bajar la temperatura.
– Hay que bañarlo muy bien bañado. Digamé, Ud. prefiere meterlo en una cacerola grande o manguerearlo ?
– Cacerola ? Manguerearlo ? Pero no, cómo se te ocurre. Lo meto en la bañadera.
– Ah bueno – dijo Pifucio. Eso también se puede. Lo primero es pasar le bastante jabón por todos lados.
– Jabón de cual ?
– De cualquiera. Puede ser también detergente, nosotros lo bañamos con detergente de los platos.
– Qué ? Pero vos estás loco ? Cómo voy a usar detergente ? Yo uso un jabón especial para bebés.
– Bueno, puede usar cualquiera. Lo importante es que le pase por todos lados. Por las orejas, la cabeza, las patas, el hocico, el rabo…
– Pifucio ! No digas eso ! Pero vos que te pensás ?
– Bueno, a mí me enseñaron a decir así. Ud. dígale como quiera. Lo importante es que le quede bien limpio, sinó, en seguida empieza a tener olor a perro…
– Pifucio ! No digas eso de mi chiquito, maleducado !
– No se enoje, señora, a cualquiera le pasa. Después de enjabonarlo le conviene pasarle un cepillo por todo el cuerpo para sacarle los pelos sueltos.
– Eso no lo voy a hacer ni loca. A quien se le ocurre… Le va a raspar la piel. Y encima no tiene un sólo pelo en la cabeza.
– Y en el cuerpo ?
– Menos que menos.
Pifucio le iba a decir que su perro era raro y feo, pero para no meterse en líos no le dijo nada.
– Me olvidaba una cosa, señora. Antes de bañarlo, átelo bien a la reja para que no se escape.
– Atarlo ? Pero eso es una crueldad. Cómo se te ocurre siquiera pensar en semejante cosa ? Es inaudito, es…
– Mire señora, yo lo ví hacer, ayudé, y salió perfecto. Ahora, si Ud. quiere que se le escape…
– No se me va a escapar a ningún lado, no te preocupes.
– No me preocupe. Ud. se va a preocupar cuando su perro…
– Qué perro ?
– Cómo ? Ud. no tiene perro ?
– No.
– Ud no es la señora Nora ?
– No, soy la señora Lola.
– Ahhh. ¿Y a quien tiene que bajarle la temperatura ?
– A mi hijo.
– Y su hijo no es un perro ?
– Noooooo !
– Ni un gato ?
– Noooooo !
– Ni un canario ?
– Noooooo !
– Ah bueno, discúlpeme. Bueno, entonces no hace falta que lo ate a la reja.
– Noooooo !
– Ni que le pase cepillo por el cuerpo.
– Noooooo !
– Haga de cuenta que su nene es un perro pelado sin olor y que no camina…
– Pifucio ! ! ! ! ! Basta de explicarme como bañar a mi hijo !
– Ah, acá está mi mamá que le va a hablar…. Hasta luego señora Nora. Digo señora Lola… Saludos a su nene.
– Mi nene no sabe hablar !
– Bueno, no se enoje, igual le puede dar saludos.
– Qué mala mamá, ni lo quiere bañar, ni le quiere mandar saludos – le dijo Pifucio a la mamá que venía a atender el teléfono.