Resulta que una vez Pifucio quería la leche, y la mamá le dijo:
– Andá y hacete la leche solo.
– Y cómo hago?
– Mezclás leche en polvo con agua, agregás azúcar, la ponés en el microondas, y te la tomás.
Pifucio fue y buscó la leche en polvo. Buscó varios paquetes hasta que encontró uno que le pareció que era. Luego buscó el azúcar, e hizo lo mismo. Le agregó agua, mezcló todo un rato largo, y por último lo puso a c alentar.
Mientras esperaba se fue a ver televisión, y se entretuvo mucho con unos dibujos animados. Hasta que la mamá le gritó:
– Pifucio, que estás haciendo! – y entonces se acordó de la leche y fue a sacarla del microondas. Pero, sorpresa!, en vez de leche, en el vaso había pan.

– Mamá, mamá, hubo un accidente!
– Qué pasó!
– Algo rarísimo!
– Qué?
– Vino una bruja y me cambió la leche por un pan!
– No puede ser.
– Sí, en serio. O a lo mejor fue un mago.
– Tampoco puede ser.
– Quiero mi leche! – se puso a llorar Pifucio.
Entonces la mamá fue a mirar lo que había pasado. Se quedó muy sorprendida cuando vió el pan. Pero después de mirar un rato, se dio cuenta de que Pifucio se había confundido: en vez de leche, había usado harina. Y en vez de azúcar, sal.
– Pifucio, como cuánto le pusiste de harina?
– Y, como cinco cucharadas grandes.
– Si hubiera sido leche, era demasiado. Y cuanto le pusiste de sal?
– Media cucharadita.
– Si hubiera sido azúcar, era muy poca. Y cuanta agua?
– Hasta que se hizo como una pasta pegajosa.
– Pero no Pifucio, era poca. La leche tiene que ser líquida, no pastosa. Y cuanto la dejaste en el microondas?
– Hasta que terminaron los dibujitos.
– Pero no, tenías que haberla dejado un ratito corto nada más. Te equivocaste en todo lo que hiciste. Por eso no te salió la leche. Hiciste pan.
– Pan? Porqué?
– Porque el pan se hace con harina, agua y sal mezcladas y cocinadas.
– Puedo probarlo?
Pifucio y la mamá probaron el pan y estaba muy rico.
– Viste mamá? Me salió muy bien mi pan.
– Te felicito Pifucio. De casualidad, hoy no hiciste ningún lío.