RESULTA QUE antes de dormir, la mamá le ofreció a Pifucio un vaso de leche caliente, o un helado. Pifucio pensó un rato y contestó:
– Quiero un vaso de leche fría y un cucurucho de helado caliente.
– Pero eso no puede ser, – dijo la mamá – los helados no se pueden calentar. Y la leche no se puede enfriar.
– ¿Y porqué? Yo quiero helado caliente.
– El helado no se puede calentar porque se derrite.
– Y ponele un cubito de hielo para enfriarlo.
– Pero entonces no va a estar caliente. Además, los helados se llaman helados porque están helados. Si el helado estuviera caliente se llamaría Caliente, no Helado.
– ¡ Yo quiero un Caliente de chocolate y dulce de leche! – lloró Pifucio.
La mamá le puso un poco de leche caliente en el cucurucho, y un poco de helado en el vaso. Y le dijo:
– Acá tenés tu helado caliente y tu leche fría – le dijo, y Pifucio se los tomó y se quedó muy contento.